No hace falta pintar
La pintura protectora es otro de los grandes costes fijos que hoy en día siguen afrontando las arcas municipales. Cada punto de luz debe pintarse regularmente para protegerlo de la corrosión y los orines y para que luzca un aspecto cuidado. Aun aplicando estas medidas, el metal sigue deteriorándose a causa de los agentes externos, lo que se traduce en más gastos de mantenimiento por averías de componentes, fallas en la hermeticidad, sustitución de columnas y puertas de registro, etc. Los conjuntos de ATP eliminan dichos gastos y suponen un enorme ahorro a largo plazo, puesto que no necesitan pintura y sus tecnopolímeros no se deterioran por la ausencia de mantenimiento. Su resistencia, apariencia y color no dependen de ningún otro elemento: salen así de fábrica y permanecen inalterables.